Por el amor al horror...

Soy un condenado a padecer de los horrores más abominables por la eternidad. Mi vida se asemeja un poco al personaje principal del cuento de Robert Bloch, El Vampiro Estelar. Mi amor por el horror solamente es comparable por aquel del vampiro hacia la sangre, la del muerto viviente por carne humana fresca o por el del lobo a la luna llena.

22.3.12


La Génesis del Caos


Esta enfermedad me es contagiada a una edad y en una época, donde los niños de mi edd veían Plaza Sésamo con el Conde Contar y el Monstruo Come Galletas. A los 9 años, en 1973, fui expuesto por una difunta tía -cuya figura era algo macabra, pues era excepcionalmente blanca con un largo cabello negro y siempre con los ojos con sombras muy oscuras- que me exponía impunemente a las primeras series de Terror por televisión. Recuerdo que Sombras Tenebrosas (Dark Shadows) y Galería Noctura (The Night Gallery) comenzaban sus transmisiones, robándose mi alma para siempre. A partir de ahí, lo hórrido, lo inhumano, lo sangriento, lo muerto y lo abominable son para mí como un fresco cadaver para el gusano necrófago. Por eso estudié comunicaciones, para estar más cerca de los fenómenos mediáticos que propagan el género. Asimismo, mis insanas fantasías me llevaron a crear un programa radiofónico, que combinaba la música más feroz del planeta con historias, narraciones, hechos y anécdotas del lado oscuro. Ese programa se llamó El Cráneo y tuvo tanto a sus fanáticos metaleros, como a los que solamente gozaban con la viles y malignas crónicas que tomaban vida en el teatro de la mente. Y para que sientan un pequeño escalofrío, les dejo esta espeluznante narración que apareció en El Cráneo.  Esta es una fastidiosa fàbula para los desvelados. 

Escuchen 3:47 de la Madrugada 


Para extender ese demente placer, he creado este blog. Así que aquí hablaremos de TV, Radio, Cine, Literatura, Podcasts y demás veneros purulentos y viscosos por donde la fantasía oscura, el relato de horror, cobre vida. Este espacio será oscuro, macabro, terrible y sorprendente. Bienvenidos sean los que quieran compartir las pesadillas que aún a la luz del día nos atormentan y nos recuerdan que solamente somos una bolsa indefensa de carne, huesos y sangre.